Estar en Los Angeles y no ir a Disney es estar loco (aunque claramente eso no importó las 3 veces anteriores). Toda una aventura de cómo aportar a este país dinero contante y sonante en cantidades alarmantes. Más ahora que Disney y LucasFilm se han unido en la cruzada de StarWars y se puede encontrar con cosas tan, este tan sin embargo, como ver a Minnie Mouse vestida como la reina Amidala o a Pluto como R2D2 o a Tribilín como Darth Vader. En fin la magía de Disney, «Magic, movies and more…».
De las 12 horas que estuvimos en el parque (uno de los tres que hay), al menos 4 fueron de colas para entrar a entretenciones que duraban 10 minutos (como mucho). De ahí que en realidad sea Disneyline («line» es la manera americana de decir «cola»).
Pero de que los gringos hacen bien las cosa, eso no cabe duda.
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