
Llegado el 29 de Abril de 2014, ha llegado a mi ordenador el último disco de Paco de Lucía, póstumo además. (Ver post anterior). Y es que ya eso de decir a mi manos, joder ya no va, es más, pensando en qué lugar podría adquirir la caja con el disco en nuestro Santiago actual, pues no se me ocurriría dónde.
Nunca he creído en las casualidades en lo que a música se refiere, y los que me conocen algo, saben que toda la música que traigo en mi vida está zurcida con ese hilo perenne que es capaz de unir las cosas más lejanas y crear una amalgama, un amasijo hecho de sonidos, voces, recuerdos y todo lo que la música es capaz de traernos.
Por eso que el último disco del maestro lleve por nombre Canción Andaluza (y no Canción Gitana o Canción Flamenca o Canción Española, u otra variante), es la manera en que uno sabe que es una despedida, de esas que tienen que ver con traer a la madre, al barrio, al limonero y el azafrán al presente antes de decir adiós. El genio de la guitarra flamenca se despide dándose un gusto. Volviendo a los orígenes en su último y póstumo disco: Canción Andaluza
Canción Andaluza
Le tomó un año, de octubre de 2012 a septiembre de 2013, grabar en su casa de Palma de Mallorca, los temas que componen un disco que emociona desde su portada, con un retrato que le hizo su mujer, Gabriela Canseco, en el que, en fondo negro, la luz acaricia parte del cuerpo de la guitarra, su mano y su rostro.
«Se va uno dando cuenta, con el paso de la vida, de que la niñez no es solo el arranque. La niñez es el destino. El hogar al que volver. Es ahí, a esas calles de Algeciras que sonaban a Quiroga, León y Marifé, a esos primeros pellizcos del alma, a los ojos verdes, la zambra y el desconsuelo, donde vuelvo otra vez a volver», escribe Paco en el disco «a través» de su hija Casilda.
El guitarrista fue «el niño» de los Sánchez, «un rubio regordete» que cayó en su familia como una estrella, ha recordado hoy en la presentación su hermano Pepe, superviviente junto a su hermano Antonio de una dinastía en la que la guitarra y el cante eran «los juguetes».
Paco de Lucía ya había reinterpretado «canciones andaluzas», como a él le gustaba decir, no copla ni canción española, con su hermano Ramón en 1967, y dos años antes con Ricardo Modrego en un estilo contenido y preciso, que recordaba a la de Sabicas acompañando a Estrellita Castro en «María de la O», de 1935. (Y aquí se me cuela entre versos mi madre silbando de pasión esta canción de camino a aquí y para allá).
Esta «María de la O», la suya, es un juego de ritmos entre el tango y la bulería y le siguen un «Ojos verdes», que se abre por seguiriya, sigue por bolero y culmina en rumba, y un «Romance de valentía» en el que el tiempo es de pasodoble, con palillos y aires de tanguillo. En «Te he de querer mientras viva», de su «amor platónico» desde que era niño, es decir Marifé de Triana, Estrella Morente le devuelve «la visita» que él le hizo en «Autorretrato» y mete «alma y corazón» por zambras y fiesta en un tema que el artista quiso dedicar a su mujer.
«La chiquita Piconera» suena a cuplé, pasodoble, tango y fado y, con Parrita, el gitano de Valencia, hace «Romance de Juan de Osuna» y «Manuela», zambra y tientos que rompen, como mandan los cánones, por tangos, en un sentido homenaje a Manolo Caracol.
«Iba a hacer otra cosa, pero yo le dije a mi hermano que Parrita, con esa voz tan rota, no estaba ahí bien y que lo que tenía que hacer era las canciones que nosotros cantábamos de chicos, y ahí está que se sale», desvela su hermano.
Paco de Lucía mete a «Quiroga por bulerías» y elige fragmentos de «Lola la Piconera», «La Ruiseñora» y «Candelaria la del Puerto», con un son caribeño que alterna ritmos binarios y ternarios. Y termina el disco con «Señorita», junto al bajista cubano Alain Pérez y Óscar León cantando en clave de salsa.
Es decir que el tocaor de Algeciras hubo de recorrer el mundo entero, todas las músicas, el jazz, la bossa, el son, la clásica… para volver a casa. Su autoexigencia le llevó a inventar varios géneros nuevos (la guitarra flamenca contemporánea, el nuevo flamenco, el tanguillo, el cajón flamenco) para poder permitirse este lujo, este capricho delicioso, este gran fin de fiesta que se llama Canción Andaluza. El ejercicio de comparación entre aquellas inaugurales versiones de Quiroga y éstas que ahora nos ofrece Paco de Lucía es la prueba palpable de cómo ha cambiado la música popular española de raíz en estas casi cinco décadas. Lo que entonces era directo ahora es sutil. Lo que antaño fue tierra, ahora es fuego. Lo que entonces era fuerza ahora es, además, inteligencia.
Por supuesto que uno de los artífices de este cambio radical, musical, sociológico, ha sido Paco de Lucía.
Insisto, un disco para decir adiós, un disco en que la fantasía de las raíces que cada cual lleva en el alma, le devuelven al barrio en que nació.
Pistas
- María de la O
- Ojos Verdes
- Romance de Valentía
- Te He de Querer Mientras Viva
- La Chiquita Piconera
- Zambra Gitana
- Quiroga por Bulerías
- Señorita
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