Sólo habrá un Paco… El adiós al maestro

No puedo pensar un sólo momento de mi vida sin la música de Paco de Lucía. No quiero siquiera imaginar que habría sido del periplo musical por este mundo, por esta vida sin su música. Ningún episodio de mi arrinconada existencia ha transcurrido sin su música de fondo, como en una película en que el protagonista no quiere ser protagonista sino espectador y gozar de la banda sonora.

Y es que la guitarra existe en mi vida gracias a él, a su música y a sus ganas de tocar. De sólo escuchar ya quería tocar y cuando me decidí a estudiar vino mi primer gran asombro. Emilio de Diego (guitarrista y actor que estuvo en “Bodas de Sangre” y “El amor brujo” de Gades) dijo sobre Paco: “Paco hacía cosas maquiavélicas, el muy cabrón. Es que era un monstruo, pero de verdad. Hacía cosas que estaban prohibidas anatómicamente, guitarrísticamente; prohibidas para todos menos él”. Todo esto por que hasta que Paco de Lucía hizo su aparición a principios de los 70, el flamenco se tocaba con la base de la guitarra apoyada en un muslo. Pero esto para él era incomodo, tanto, que entonces bajo la guitarra, la apoyó por el borde y cruzó la pierna.

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La prensa no demoró en tildarlo de soberbio y fue más lapidaria al decir que le había faltao el respeto al público. Y aunque toco la guitarra como un esperpento, era imposible no querer esa apostura, esa casi sexual manera de tomar la guitarra, en la que te sientes y la haces tuya. En esa época mi profesor (un mecánico de autos venido a gitano) era muy seguidor de los grandes de su época, sobre todo de Manitas de Plata (del que nunca olvidaré su guitarra con clavijero de madera), así que las peleas eran sobre cómo tomar la guitarra, y no sobre los pellizcos, picados, golpes, inversiones o lo que fuera.

Durante los 80, en una de sus visitas a Chile, se juntó con varios guitarristas flamencos jóvenes y cuando uno le preguntó como se relacionaba con su guitarra él respondió: “Esto de la guitarra y yo es complejo. Es un instrumento extremadamente cabrón, con el que nunca las tienes todas contigo, con el cuál nunca sabrás si vas a tocar bien. Todo depende como te trate. En un piano tienes las notas todas afinadas, pero en la guitarra puedes hasta perder una cuerda cuando tocas, que si tienes una uña más larga, la guitarra no perdona y esa uña más larga te desequilibra la mano y por ahí vas corriendo tratando de que el instrumento no se escape. Otras veces no hay acústica y no logras concentrarte. La guitarra es un instrumento que te domina”.

Vale, y a uno ¿qué le queda entonces?. Joder a mi domina la guitarra, el traste, el clavijero, las cuerdas y el terror. Y luego de eso siempre me he preguntado, ¿cómo sería la música de Paco de Lucía si él dominara la guitarra?

Ya con eso, mi admiración se transformó en fanatismo. De lo siguiente que me entero es que es autodidacta. Coño, tenía esperanzas, luego de abandonar a mi profesor Manitas de Plata, quise creer que podía sólo. Ahí todo mi entusiasmo se convirtió en frustración: ¿cómo alguien puede ser TAN autodidacta?. La respuesta: naciendo gitano, en familia flamenca, en Algeciras (o algún rincón de Andalucía), y tener que rasgar para no pasar hambre, pues como todos los artistas de música de raíz, los flamencos siempre han tenido el refrigerador vacío.

Paco y Camarón

Tras iniciar su carrera y de vuelta en España, una noche en el Torres Bermeja, conoce al cantaor Camarón de la Isla y no es exagerado decir que el dúo cambió para siempre el destino del flamenco. Fue un momento fundacional para la historia moderna del flamenco (digo para usar algo la sociología).

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Los dos genios volvieron a revolucionar la maltrecha música flamenca en la era del Franquismo en España. Ambos compartían el mismo “patrimonio artístico”, las pasiones y las virtudes. Grabaron por casi 10 años, 9 discos llenos de fantasía, creatividad, alma, duende, amargura.

La experimentación

Luego de Camarón vino una época muy intensa de experimentación. Atrajo al repertorio flamenco instrumentos tan disimiles como el saxofón (de la mano de Jorge Pardo) o el bajo eléctrico (con Carles Benavent). Pero me atrevo a decir que su mayor aporte ha sido la inclusión del cajón, instrumento hasta entonces ausente de los tablaos. Este instrumento de la música afroperuana es conocido por Paco de Lucía en Perú a fines de los años setenta, de manos de Carlos Caitro Soto de la Colina, cajonero y compositor peruano. Con esto sello el destino de las palmas y cajón como la percusión con la que el zapataeo del guitarrista flamenco se acompaña.

Aparte de es estas experiencias, Paco se unió en un trío de guitarristas conformado por Al Di Meola, John McLaughlin y él mismo. Imaginaran lo que para un fanático de la guitarra puede ser escuchar a tres maestros de esa talla juntos. Friday_Night_in_San_FranciscoGrabaron los que para muchos es uno de los mejores discos en la historia de la guitarra: Friday Night in San Francisco. Además de la conversación constante entre las guitarras, este disco grabado en vivo en 1981, fue un precursor en técnicas de registro de audio. Cada uno de ellos grabó en un canal distinto, Paco de Lucía en el canal izquierdo; John McLaughlin en el canal central y  Al Di Meola en el canal derecho. Con 10 años, fue muy difícil explicar a mi padre la necesidad de adquirir un equipo de tres vías (ya no bastaba el stereo) para poder escuchar sólo esa cinta.

De vuelta

Luego de estas experiencias con el jazz, la improvisación y la música en vivo, Paco de Lucía vuelve a encontrarse con un flamenco mucho más íntimo, con la madurez, la completud, la sabiduría, la simpleza  y el virtuosismo que sólo la experiencia puede dar.

En Paraguay, en Asunción una apacible tarde de primavera en 1998, en uno de los momentos más atesorados de mi esquizofrénica existencia y gracias al gentil gesto del dueño de un restaurant que accedió a colocar un disco recién adquirido, escuché por primera vez el disco Luzía. Sólo quién estuvo ahí podrá entender lo que es mirar el río y sentir la sensación de permanecer para siempre.

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