
Todo Londres (excepto el metro y los pub’s) se recoge a las 7. A partir de esa hora y hasta que se acaba luz, cae sobre la ciudad un manto de relajo y tranquilidad. Cada espacio es tomado por la sensación de que no hay más en el mundo que el atardecer y la luz recrea las figuras, quitándoles el frenesí del día. Por la tarde Londres abandona su responsabilidad de ser el centro de ‘algo’ y se prepara para recibir la furia de la noche, con todas las excentricidades imaginables y con el dolor de una ciudad que recuerda la crueldad que por siglos a caracterizado a Inglaterra.
En ningún otro lugar he sentido algo mas parecido a una pausa que en el atardecer de Londres.
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Que preciosa imagen…. puedo sentir la pausa….