
Por siglos, el sur de España ha absorbido una acumulación de músicas. Por un lado la corriente proveniente de los Balcanes y por otro, a través del Magreb. Esta es quizás la razón de porqué el flamenco no convence fácilmente a un no-gitano de incluirla en su repertorio. Intrincadamente codificada, rica en saber y en tradición, sus maneras se pueden imitar con mucha rapidez, pero lo que habita en su alma, su «cante jondo», toma mucho, mucho más tiempo. Algunos dirían que la vida.
En este contexto, el bajista británico Dave Holland, sería probablemente el primero en negar que se haya covertido en algún tipo de «maestro de flamenco», pero la verdad es que ha dado una puñalada al establishment con el estilo que logró en el disco «Hands». Un estilo elegante, lírico, y con ese ritmo «picante» mezcla de jazz y flamenco, en el que el flamenco es la atracción principal.
Digamos que en esta aventura, Holland eligió bien a sus socios: el clan Habichuela, muchos de cuyos miembros se han convertido en reverenciados guitarristas flamencos con tres generaciones a su haber, y cuya descendencia (algunos presentes en este disco), muestra todos los signos de seguir la tradición familiar.
Pepe Habichuela, nacido en 1944 y una estrella de la música desde mediados de la década de 1980, no es ajeno al jazz: ya había prestado su guitarra y su talento en colaboración con el bajista Jaco Pastorius y con el multi-instrumentista Don Cherry, quien describe su sonido como «a tree crying» (no sabría traducir esto la verdad).
En segundo lugar, Holland no se ha acercado al flamenco en un acto de entrar y salir (como ha sido el estilo casi «turístico» de algunos sus predecesores británicos o estadounidenses). «Hands» tomó tres años de factura, con Holland y Habichuela compenetrándose y actuando en España en 2007, 2008 y 2009, antes de grabar el álbum en Madrid durante cuatro días en marzo de 2009.
Tres años pueden no ser toda una vida, pero demuestran haber sido suficiente para que Holland llegara muy profundo, muy dentro de la piel del flamenco.
Excepto dos temas explícitamente teñidos de jazz, «The whirling Dervish» y «Joyride» (aportes de Holland), el material de este disco fue compuesto por José Antonio Carmona o José Miguel Carmona, siguiendo la tradición gitana. El rango es amplio, y va desde un optimista fandango («Hands»), la rumba («El ritmo me lleva») y las bulerías («Puente Quebrao») hasta el cante jondo más profundo, con el cante por seguiriya del «Bailaor» y la soleá «My friend Dave». Los arranques en solitario de los líderes surgen orgánicamente de las cuatro o seis cuerdas, sin fanfarria, pero lleno de pasión y fuerza y, en ocasiones, con cierta ternura. Siempre la música es intensa y elogiosamente (por no decir «flamencamente») melódica.

En las notas, Habichuela escribe: «Ahora puedo decir, que somos dos gitanos, o mejor aún, él (Holland) es ahora un gitano, y yo soy casi un inglés.». La generosidad de espíritu impregna cada minuto en «Hands», que es una alegría de principio a fin. Ojalá lo disfruten.
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Compadrito, gracias por su actualización musical. espero el año no se lo siga comiendo, para poder disfrutar de sus variados y excelentes gustos musicales.
Besos