Llegamos a Tusayan, cerca de Williams en Arizona, luego de un viaje de casi 7 horas por algo que se asemeja mucho aún desierto, pero tan transitado que en realidad de desierto no tenía mucho. Llegamos al anochecer, tan lejos está de Irvine que incluso está en otra zona horaria, que nos regala una hora más de luz. Del hambre terminamos comiendo a las 22 horas en un Restaurant mexicano.
Tusayan es un pueblo que bien podría ser Forks o Dante’s Peak. Una calle principal, una gasolinera, policía y lo demás.
A la mañana siguiente (en realidad a la tarde) partimos al Grand Canyon. Un día como las miles de películas que hemos visto, un pueblo que se mueve lento al ritmo de un frío paralizador, pero conscientes de su importancia en la historia actual de los Estados Unidos.