Es una historia que suena familiar: Israel bombardea la densamente poblada Franja de Gaza, y Washington defiende los ataques sobre la base del derecho a hacerlo debido a los disparos de cohetes desde el territorio ocupado.
El número de palestinos muertos en Gaza por la ofensivas de Israel durante Noviembre de este año llega a 147, más de la mitad civiles, y el de heridos supera los 1.100. Los últimos ataques dejaron seis muertos, tres de ellos niños.
El número de israelitas muertos por los disparos de cohetes Palestinos: 0, las 5 muertes que se registran se deben al ataque a un autobús, en el que el «iron dome» no actúa.

A medida que el número de víctimas palestinas crece, tanto los políticos como los medios de comunicación de Estados Unidos expresan su «simpatía» hacia las víctimas, pero señalan que los ‘militantes’ son sus propios verdugos dada su agresión constante a Israel.
El problema es que estas historias están cubiertas como como noticias de “actualidad”, siendo que el contexto es más amplio, es parte de una historia más grande. Los problemas son complicados y son contextuales, y por desgracia, son expuestos al público por los periodistas estadounidenses que están buscando una historia simple, y que no son capaces de contextualizar los acontecimientos (el conflicto, o como lo llamen), ni histórica, ni política, ni religiosamente y menos culturalmente.
Es cosa de ver la cobertura de televisión donde la pauta editorial reclama «ecuanimidad» y donde la palabra clave es el “equilibrio”. No hay una sola transmisión que describa el sufrimiento palestino sin que lo acompañe un recordatorio del sufrimiento de Israel.
Pero lo que ha hecho estos últimos bombardeos interesantes es el número de periodistas estadounidenses desplegados en Gaza. A diferencia de años anteriores, Israel no limitó el acceso a territorio Palestino (si, no hay manera de llegar a Palestina que no sea por los puestos fronterizos israelitas). La pregunta es si, como consecuencia de esto, la historia contada por las redes informativas de EE.UU. será capaz de profundizar en la comprensión del conflicto. Tendremos que esperar para ver si esto ocurre en verdad.
Y aun más interesante ha sido la cobertura en vivo vía tweeter y otros sistemas de mensajería, extendiendo las noticias «sin edición». Quizás parte de esta nueva agencia informativa tenga su origen en el energizado impulso que recibieron de parte del movimiento disidente “Occupy”.
Pero desde mi mirada de las noticias, hay un relato que ha prevalecido absolutamente sin cambios: La inocencia de Israel. Israel no es de ninguna manera responsable de lo que ocurre, que se muestra como una «simple» reacción a los hechos de violencia Palestina. Como relato de “lo que pasó hoy en el mundo” en cualquier noticiero suena coherente. Pero es aquí donde el contexto cobra una importancia vital. ¿Quién se pregunta por el “sentido” de la ocupación de Gaza por parte de Israel, ocupando tierras que amén de la forma en que fueron entregadas, son «legítimamente palestinas»?. (Recordemos que en 1948, Las Naciones Unidas acordaron la partición del Mandato Británico de Palestina en dos Estados: uno árabe y otro judío, resolución aceptada por la dirigencia judía y rechazada por los árabes.)
No debiera tener sentido el que Israel esté intentando la ocupación de Gaza, reclamando ahora para sí, las tierras palestinas que no le «cedieron en 1948». Y por supuesto menos sentido tiene el pretender que la ocupación de esos territorios no levanten resistencia del pueblo que ya una vez presenció paralizado la enajenación de su suelo.
¿Podrían estos acontecimientos recientes sugerir la posibilidad de una grieta en la larga tradición narrativa los medios de comunicación de EE.UUU, en torno al conflicto israelí-palestino?
Quisiera creer que sí.
Good night, and good luck.