No todo muere con la muerte, sobrevive como puede la memoria y con mi voluntad o sin ella, filtra imágenes, sentimientos, quebraduras.

Obstinada como es, mi memoria insiste en buscar imágenes, olores, colores, espacios, en fin, arraigo y pertenencia en tu recuerdo, padre.
Suponía que la muerte iba a fijar en un instante del tiempo, como si fuera una fotografía, los recuerdos, todos esos sentimientos, quizás el olvido y el perdón, pero el tiempo transcurrido me confunde. Y es que el tiempo empieza a mezclar la realidad con los sueños (y la fantasía). Y así es como me encuentro pensando otra vez en esa forma de vivir que nos legaste y que nuevamente, con voluntad o sin ella, permea existencialmente mi forma de vivir.
A ratos añoro tu regreso, ir a verte, conversar, contarte mi pasaje por la vida, que soy grande y tengo unos pequeños que serían tu deleite, de que conversaras con Pedro y coquetearas con Ema.
Quiero honrarte y desde los recónditos lugares mi alma permito que circulen de ida y vuelta recuerdos de infancia y de adolescencia que cantan con voz muy baja, pero que sangran a gritos.
Papá, no sé como estar sólo, como traerte y que me acompañes, que me guíes, por eso me encerré un momento a revisar mi historia y a recordarte en un nuevo aniversario de tu partida, y aunque me prometí no llorar, ha sido imposible ver claro.
Hace 15 años que partiste, y yo hace 15 que empecé el camino para encontrarte…
Gracias por compartirlo, he quedado sin palabras……pero muchas imágenes y la mirada nublada….